Los probióticos orales pueden ser moderadamente efectivos como tratamiento complementario en la dermatitis atópica pediátrica, especialmente en niños pequeños con antecedentes familiares de alergias. Cepas como Lactobacillus rhamnosus GG, L. fermentum y Bifidobacterium lactis han mostrado reducir la severidad de los síntomas al modular la respuesta inmune (disminuyendo Th2 y la IgE) y restaurar la microbiota intestinal, que suele estar alterada en estos pacientes. Sin embargo, su efecto es variable, no reemplazan los tratamientos tópicos convencionales y su uso debe individualizarse según el caso. Son seguros en general, pero se recomienda precaución en niños inmunocomprometidos. En resumen, los probióticos no son la cura mágica, pero pueden ser aliados útiles en el manejo integral de la DA pediátrica.