La sociedad sigue priorizando el crecimiento económico y el consumo excesivo porque estos se asocian con desarrollo, bienestar y competitividad. Además, la protección ambiental a menudo se percibe como un obstáculo económico, lo que dificulta adoptar medidas sostenibles a corto plazo.

Las estructuras económicas actuales y los modelos de negocio dependen en gran medida del consumo constante, lo que dificulta implementar cambios que prioricen la sostenibilidad sin afectar la rentabilidad.

Una de las razones por las que la sociedad prioriza el consumo excesivo es la falta de conciencia ambiental generalizada y la educación limitada sobre los impactos negativos del modelo de crecimiento actual. Muchas personas desconocen la gravedad de la contaminación y el agotamiento de recursos, por lo que sus decisiones diarias no siempre consideran la sostenibilidad, favoreciendo el consumo sin límites.

La sociedad sigue priorizando el crecimiento económico y el consumo excesivo sobre la protección del medio ambiente porque el modelo económico actual se basa en la producción constante y el aumento del consumo como sinónimos de progreso. Muchas veces se buscan beneficios a corto plazo sin considerar las consecuencias ambientales a largo plazo. Además, existe una fuerte influencia de intereses políticos y corporativos que promueven actividades económicas aunque estas dañen el entorno. A esto se suma la falta de conciencia ambiental, la desigualdad social que obliga a algunos países a explotar recursos para sobrevivir y una cultura del consumo que asocia bienestar con acumulación de bienes. Todo esto dificulta que la protección del medio ambiente se convierta en una prioridad real.

El sistema económico global está estructurado en torno al crecimiento continuo y la expansión del mercado, lo que genera una presión constante para aumentar la producción y el consumo. Este modelo dificulta la incorporación de prácticas sostenibles, ya que las empresas y gobiernos se enfocan en beneficios a corto plazo, sacrificando la protección ambiental y postergando las soluciones ecológicas.

La influencia de la publicidad y la cultura del consumo impulsa a las personas a comprar más y más, viendo el consumo como una forma de alcanzar estatus social y felicidad. Esta presión social y cultural mantiene el ciclo de producción y consumo elevado, a pesar de las consecuencias ambientales, porque se priorizan las gratificaciones inmediatas sobre la responsabilidad ecológica.

Society continues to prioritize economic growth and excessive consumption over environmental protection due to entrenched capitalist models, political pressures to deliver short-term economic results, consumer culture driven by advertising, and a lack of immediate visible consequences for environmental harm, making sustainability a harder sell without systemic change and stronger regulatory frameworks.