¿Cómo pueden los profesionales de salud y educación , colaborar para mejorar la detección temprana y la intervención en niños con alto riesgo de secuelas neurológicas que afectan la audición y el lenguaje?
Implementación de programas de capacitación interdisciplinaria: Organizar talleres y cursos conjuntos para que los profesionales de la salud y educación compartan conocimientos, aprendan identificar señales tempranas de problemas de audición y lenguaje, y conozcan las estrategias de intervención más efectivas. Esto fomenta un lenguaje común y una comprensión compartida de las necesidades del niño.
Creación de equipos interdisciplinarios: Formar equipos de trabajo que incluyan a médicos, fonoaudiólogos, terapeutas ocupacionales, psicopedagogos y educadores de inicial para evaluar y tratar a los niños de manera integral. Estos equipos pueden reunirse regularmente para discutir casos, coordinar intervenciones y monitorear el progreso.
Las actividades auditivas para bebés con riesgo neurológico deben ser afectivas, constantes y moderadas, enfocándose en reforzar la atención, la respuesta al sonido y la interacción social. La clave está en estimular sin abrumar, acompañando el desarrollo con sensibilidad y observación.
Crear un sistema claro y eficiente para que los profesionales de salud (médicos, neonatólogos, pediatras) deriven a los niños con factores de riesgo a especialistas en audición y lenguaje (fonoaudiólogos, terapeutas ocupacionales) y educadores especializados (maestros de educación inicial, psicopedagogos). Esto incluye la creación de formularios estandarizados y el uso de sistemas de información compartidos.
Las actividades más efectivas incluyen escuchar música suave, hablarle frecuentemente con tono afectivo, usar juguetes con sonidos variados y realizar juegos de localización sonora. Todo debe adaptarse al nivel de respuesta del bebé y bajo supervisión profesional.