Superar los retos que implica abordar la investigación por parte de instituciones educativas, las a través de la Gestión del Conocimiento, como plantean Passaillaigue y Estrada (2016), permite la atención e integración de las nuevas necesidades del entorno global mediante la gestión articulada de las funciones misionales y de las específicas en materia de investigación e innovación. Igualmente favorece la conducción efectiva del conocimiento y su capacidad innovadora, para fortalecer la calidad educativa de la oferta educativa institucional. Ello conlleva la conveniencia de desarrollar un modelo de Gestión del Conocimiento,
Como exponen Trejos y Ayala (2018), la función de investigación se ha convertido en el baluarte de la transformación sociocultural, a través del descubrimiento y la producción de conocimiento. En tal sentido, la función investigativa permea el quehacer formativo intelectual y su “integración, apropiación y participación en lo político, económico, social y cultural” (p.31), convirtiéndose en un componente relevante por la generación de conocimiento y vinculación de las IES con la sociedad en su conjunto.