Todo ser humano nace con algún (o algunos) talento, es decir, tiene alguna capacidad concreta que de manera natural se le da bien y que disfruta desarrollándola, ya que esto no le supone apenas esfuerzo. Este talento inicial, en el ámbito organizacional lo reconoceríamos como las actitudes y los conocimientos (adquiridos por diferentes formas) que posee el personal al contratarlo. De ahí la importancia para las organizaciones de saber identificarlas, pues permitiría desarrollarla. Si hablamos que el talento humano en las organizaciones, es aquel que posee la persona, tras desarrollar la misma profesión en un plazo de tiempo, entonces con este se hace o se nace.