Para frenar la deforestación, muchos países han firmado acuerdos para cuidar los bosques y reducir el cambio climático. Se paga a las comunidades por proteger la naturaleza en lugar de talarla, y las empresas están evitando comprar productos que vienen de zonas deforestadas. También se usan satélites para vigilar los bosques, se están replantando árboles, y se apoya a las personas para que trabajen en actividades sostenibles como el ecoturismo o la agricultura que cuida el ambiente.
Las principales estrategias globales para frenar la deforestación incluyen acuerdos internacionales como los compromisos asumidos en la COP26, incentivos económicos mediante programas como REDD+, leyes que exigen cadenas de suministro libres de deforestación, prácticas agropecuarias sostenibles como el modelo ILPF en Brasil, el uso de tecnologías de monitoreo satelital, la participación activa de comunidades indígenas y locales en la gestión forestal, y programas de restauración ecológica como AFR100. Estas iniciativas, respaldadas por políticas públicas, cooperación internacional y decisiones de consumo responsable, están ayudando a mitigar la pérdida de bosques a nivel mundial.