La educación sobreprotectora puede influir en las conductas violentas de lo menores. Al no enfrentar desafíos por sí mismos, pueden desarrollar baja tolerancia a la frustración, reaccionando con agresividad ante situaciones adversas. Además, la sobreprotección puede dificultar el desarrollo de habilidades emocionales y sociales, haciendo que respondan impulsivamente a conflictos.

En algunos casos, también genera una sensación de derecho o superioridad, lo que puede derivar en comportamientos agresivos cuando no obtienen lo que desean. Para prevenir estos efectos, es fundamental fomentar la autonomía y el aprendizaje de estrategias de regulación emocional.

Sí, creo que una educación sobreprotectora puede influir en las conductas violentas de los menores. Cuando se protege excesivamente a un niño o adolescente de enfrentar las consecuencias de sus acciones o de experimentar situaciones difíciles, se les impide desarrollar habilidades importantes como la autorregulación emocional, la empatía y la resolución de conflictos. Esto puede llevar a que, al enfrentarse a frustraciones o conflictos en la vida real, no sepan manejar sus emociones de manera adecuada, lo que podría desencadenar comportamientos violentos. Además, una sobreprotección puede crear una falta de conciencia sobre los límites y las responsabilidades, lo que dificulta la comprensión de la importancia de las normas sociales y el respeto hacia los demás.