La teoría del conflicto es un enfoque sociológico que se centra en el estudio de las desigualdades de poder, la competencia por recursos y el cambio social que resulta de las luchas y tensiones entre diferentes grupos.
A nivel analítico, se utiliza superponiendo las relaciones de poder y los conflictos de intereses (o cualquier contraposición social) para explicar la tendencia estructural de generar desigualdades y también el motor que impulsa el cambio. La teoría sostiene que los conflictos no son anomalías, sino inherentes al sistema social. Se suelen usar ejemplos como la distribución jerárquica de la riqueza, la segregación sistemática, los abusos de poder...
A nivel experiencial, la "teoría del conflicto" no "funciona" en el sentido práctico o mecánico. Una teoría no es más que un sistema organizado de ideas, principios, reglas, etc. que se utilizan para explicar un fenómeno (no son el fenómeno en sí). Aún así, el conflicto sí opera con ciertas reglas que se pueden comparar a lo descrito en esta teoría (en huelgas, guerras, debates políticos, discusiones familiares...).
La teoría del conflicto es una de las principales corrientes del pensamiento sociológico, partiendo de la idea de que la sociedad no es estable sino variable, en el que se presentan muchas desigualdades y la lucha constante entre diferentes grupos sociales. Esta teoría sostiene que los conflictos no son hechos puntuales, sino una parte necesaria para el funcionamiento de la sociedad.
Las relaciones sociales vienen marcadas por el poder, así surge el conflicto entre los grupos los cuales intentan mantener su posición dominante, mientras que otros grupos intentan cambiar esa situación de desventaja.
En el ámbito práctico, esta teoría ayuda a analizar los fenómenos como el racismo, la pobreza extrema, la discriminación de género, la lucha de clases por los derechos humanos. Esta visión ayuda a entender las causas de todas estas injusticias ofreciendo herramientas para transformarla.