Los aranceles perturban las cadenas de suministro globales al encarecer los bienes importados, lo que eleva los costos para las empresas manufactureras que dependen de componentes extranjeros. Este aumento de costos puede obligar a las empresas a absorber márgenes más bajos o trasladar los precios más altos a los consumidores, lo que podría reducir la demanda.
Además, los aranceles generan incertidumbre significativa en las decisiones de inversión. Las empresas pueden posponer o cancelar inversiones ante la imprevisibilidad de las políticas comerciales y la amenaza de represalias arancelarias. Esta incertidumbre también puede afectar la planificación a largo plazo y la confianza de los inversores en los mercados globales.