La Inteligencia Artificial (IA) ya no es un fenómeno exclusivo de laboratorios o empresas tecnológicas; está cada vez más presente en nuestras vidas, y la educación no es la excepción. Plataformas de aprendizaje adaptativo, asistentes virtuales, sistemas de evaluación automatizada y herramientas generativas como ChatGPT están transformando la forma en que se enseña y se aprende. Ante este panorama, es urgente que los y las docentes se apropien críticamente del conocimiento sobre IA, no solo como usuarios, sino como agentes pedagógicos capaces de comprender, analizar y decidir cómo, cuándo y por qué integrar estas tecnologías en sus prácticas.

Como afirma Selwyn (2019), el discurso tecnoptimista ha dominado por décadas el debate educativo, prometiendo soluciones milagrosas sin considerar los riesgos, sesgos y desigualdades que pueden surgir del uso acrítico de tecnologías. Por ello, la alfabetización en IA no debe limitarse a saber usar herramientas, sino a desarrollar una mirada crítica, ética y contextualizada sobre sus implicaciones.

Uno de los principales retos es el desconocimiento. Muchos docentes aún no comprenden cómo funciona la IA, cómo se entrenan los modelos, qué datos utilizan, o cuáles son los sesgos que pueden replicar. Esto pone en riesgo la autonomía pedagógica, pues se podría caer en una dependencia ciega de tecnologías sin evaluar su pertinencia educativa (Luckin et al., 2016). Además, sin una comprensión adecuada, se dificulta enseñar a los estudiantes a utilizar estas herramientas de forma ética y responsable.

Por otro lado, la IA bien comprendida y aplicada puede ser una aliada poderosa para la personalización del aprendizaje, la accesibilidad, la gestión de la diversidad en el aula, e incluso para fomentar el pensamiento computacional y la alfabetización digital crítica (UNESCO, 2021). Pero esto solo será posible si los docentes reciben formación continua que les permita integrar la IA desde sus propios contextos, disciplinas y niveles educativos.

La pregunta no es si la IA debe llegar al aula —porque ya está ahí—, sino cómo formar a los docentes para que su uso esté guiado por principios pedagógicos, éticos y democráticos. Necesitamos repensar la formación inicial y permanente del profesorado, incluyendo la IA no como moda pasajera, sino como objeto de estudio transversal, crítico y situado.

Invito a la comunidad académica y docente a reflexionar:

  • ¿Qué saberes deben tener los educadores para comprender e integrar la IA de manera crítica?
  • ¿Qué riesgos existen si los docentes no participan activamente en el debate tecnológico actual?
  • ¿Cómo transformar la formación docente para enfrentar estos desafíos?

Referencias

  • Luckin, R., Holmes, W., Griffiths, M., & Forcier, L. B. (2016). Intelligence Unleashed: An argument for AI in Education. Pearson Education.
  • Selwyn, N. (2019). Should robots replace teachers? AI and the future of education. Polity Press.
  • UNESCO. (2021). Artificial Intelligence and Education: Guidance for policy-makers. https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000376709
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