En la analítica del aprendizaje se interpretan datos del proceso de aprendizaje mediante métodos cuantitativos, que se sustentan en los datos obtenidos. Las analíticas del aprendizaje sobre la base de datos de naturaleza cuantitativa, tratan de entender el contexto de relaciones del estudiante, con el propósito de analizar, explicar y predecir el comportamiento de los mismos, ante la interacción con los contenidos, actividades y recursos, con el fin de promover acciones de mejora en el proceso.
La confluencia y la integración de varias disciplinas científicas robustece la aplicación tecnológica emergente y le atribuye nuevos valores y potencialidades. Los autores Corona et al. (2019) defienden la necesidad de “desarrollar un verdadero enfoque transdisciplinario de las analíticas del aprendizaje” (p.36). La integración de las ciencias de la educación propicia el andamiaje teórico requerido. Resulta necesario que todas las acciones se conciban de forma consecuente con los objetivos del proceso formativo, y en relación con ello, fijar un posicionamiento epistémico, tanto para las actividades de formación como para la investigación. Esta aportación proviene del campo disciplinar de la Filosofía de la Educación. Es preciso definir categorías y conceptos principales, por ejemplo: educación, aprendizaje y desarrollo resultan categorías básicas, sobre las que se erige la concepción del análisis. En función de estas categorías y conceptos, u otros que se consideren necesarios como referentes teóricos, se establecerán los indicadores para el análisis, así como la complejidad y profundidad de su interconexión en los distintos niveles de análisis.
La analítica del aprendizaje tiene como objetivo principal comprender y mejorar el aprendizaje y los entornos en los que se produce. Sin embargo, el aprendizaje es un proceso complejo en el cual intervienen múltiples factores; por tal motivo, se hace necesario usar herramientas, técnicas y métodos de diversos campos de investigación para estudiarla. (Corona et al., 2019, p.51).
De acuerdo con Sabulsky (2019), los “datos deben ser analizados en base a teorías que ayuden a comprender los complejos procesos de aprendizaje” (p. 27). La orientación teórico-conceptual-metodológica que ofrece el campo disciplinar de la filosofía de la educación, fecunda las teorías pedagógicas que se asumen para argumentar el proceso educativo y bajo esa óptica analizar en profundidad con las herramientas cuantitativas y cualitativas adecuadas los datos disponibles.
De acuerdo con los autores Corona et al. (2019) la comprensión también conlleva la explicación o argumentación metodológica del proceso con la inclusión oportuna y sistemática de las mediaciones necesarias. Hoy día constituye una necesidad la asunción de metodologías activas, las cuales implican autodidactismo y colaboración.
En su mayor parte, las metodologías activas están asociadas en su concepción y en su aplicación a las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, las que en su uso e interacciones sistemáticas generan datos del proceso (Silva & Maturana, 2017).