Los adolescentes atraviesan una etapa crucial de desarrollo donde las disputas familiares pueden influir de manera considerable en su salud emocional y su conducta. Se ha observado que problemas como la ausencia de comunicación, el maltrato domestico, el divorcio de los progenitores o la negligencia pueden influir en la aparición de ansiedad, depresión, agresividad o comportamientos peligrosos.
Esta pregunta tiene como objetivo investigar cómo las diversas dinámicas familiares influyen en la salud mental y en el comportamiento de los jóvenes, y qué elementos pueden disminuir o empeorar estos impactos.