Me interesa conocer experiencias o investigaciones que analicen el uso de herramientas digitales en contextos de atención social, especialmente en relación con la accesibilidad y el vínculo profesional-usuario.
El Trabajo Social en el ámbito digital enfrenta diversos retos al apoyar a personas con discapacidad, especialmente en situaciones donde la tecnología puede ser tanto una ventaja como un obstáculo. A continuación, los principales desafíos que han sido destacados en estudios recientes y experiencias laborales son:
1. Accesibilidad digital restringida
Uno de los principales obstáculos es la desigualdad tecnológica y de acceso. Muchas plataformas o recursos digitales no están diseñados para atender las necesidades específicas de personas con discapacidades visuales, auditivas, cognitivas o motrices. Esto puede provocar exclusión digital y dificultar la participación activa de los usuarios en el proceso de intervención.
Ejemplo: Herramientas de videoconferencia sin subtítulos o sin soporte para lectores de pantalla.
2. Desigualdad en el acceso a dispositivos y conectividad
La falta de acceso equitativo a internet, a dispositivos adecuados o a habilidades digitales impacta especialmente a las personas con discapacidad que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad económica, lo que pone en riesgo la continuidad y calidad del apoyo social a distancia.
3. Debilidad en la relación profesional-usuario
El apoyo digital puede limitar la creación de un vínculo empático, cercano y personalizado, que es fundamental en el Trabajo Social. Las conexiones mediadas por pantallas suelen ser menos personales, y algunas expresiones no verbales que son clave en la intervención pueden perderse.
Estudios como los de López Peláez et al. (2021) indican que la comunicación digital demanda nuevas habilidades emocionales y tecnológicas del personal profesional.
4. Insuficiencia de formación específica en el personal profesional
Hay una carencia de formación continua en competencias digitales accesibles para los trabajadores sociales, así como en el uso ético y seguro de información sensible en entornos virtuales.
5. Ejemplos:
España: Algunos servicios de atención temprana han implementado herramientas como aplicaciones con pictogramas, videollamadas adaptadas o plataformas interactivas con ayuda personalizada.
Canadá y países nórdicos: Han creado experiencias exitosas de Trabajo Social electrónico, donde la accesibilidad digital se integra desde la fase de diseño, permitiendo intervenciones híbridas (presenciales y digitales) que brindan altos niveles de autonomía para los usuarios.
El Trabajo Social digital ofrece nuevas oportunidades para acompañar a personas con discapacidad, pero también plantea varios desafíos. Uno de los principales es la brecha digital, ya que muchas personas no tienen acceso a dispositivos adaptados ni conocimientos tecnológicos suficientes. También existen barreras comunicativas, sobre todo con personas con discapacidad intelectual o sensorial, lo que puede afectar la calidad del vínculo profesional.
Además, muchos profesionales no cuentan con formación específica en herramientas digitales accesibles, lo que limita la personalización de la intervención. A esto se suman ls riesgos en cuenta o a privacidad y confidencialidad, especialmente cuando la persona necesita poyo de terceros para conectarse. Por ultimo, hay n riesgos de que el acompañamiento se vuelva más frío o impersonal.
en resumen, es fundamental avanzar hacia un Trabajo Social digital más inclusivo, accesible y ético, que garantice una intervención adaptada a cada persona.
El Trabajo Social digital enfrenta varios desafíos al acompañar a personas con discapacidad en procesos de intervención social. Entre los principales se encuentra la brecha digital, que limita el acceso equitativo a tecnologías adaptadas, especialmente en zonas con escasos recursos. También surgen dificultades en la comunicación y accesibilidad, ya que muchas plataformas no están diseñadas con criterios de accesibilidad universal, lo que afecta la autonomía de las personas con discapacidad. Además, el entorno digital puede dificultar la relación profesional basada en la confianza, fundamental en la intervención social. Otro reto importante es la protección de datos sensibles, que exige protocolos éticos y técnicos rigurosos. Por último, es clave formar a los/as profesionales en competencias digitales y en el uso de tecnologías inclusivas para garantizar un acompañamiento ético, eficaz y centrado en la persona.