1. Conocimiento y toma de decisiones informadas
La educación sexual proporciona información clara y basada en evidencia sobre cómo funcionan los métodos anticonceptivos, sus ventajas, desventajas y tasas de eficacia. Esto permite a las personas elegir el método más adecuado según sus necesidades, valores y condiciones de salud.
2. Prevención de embarazos no planificados y ETS
Al entender cómo y cuándo usar correctamente los anticonceptivos, se reduce el riesgo de embarazos no deseados y la transmisión de infecciones de transmisión sexual (ITS). Esto protege la salud física, emocional y social de las personas.
3. Reducción de mitos y desinformación
Sin educación sexual, muchas personas creen en mitos o ideas falsas sobre los anticonceptivos (como que causan infertilidad o que no se necesitan si se tiene una pareja estable). La educación ayuda a desmentir estos mitos y fomenta una visión responsable y saludable de la sexualidad.
4. Empoderamiento personal y de pareja
Una persona educada sexualmente puede comunicarse mejor con su pareja sobre protección, consentimiento y planificación familiar. Esto promueve relaciones más equitativas y basadas en el respeto mutuo.