Los aranceles pueden estimular la producción interna en los sectores protegidos al encarecer los bienes importados, haciéndolos menos competitivos frente a los productos nacionales. Esto teóricamente impulsa la demanda de la producción local y podría llevar a un aumento del empleo en esas industrias específicas. Sin embargo, la magnitud de este efecto es objeto de debate y depende de varios factores, como la elasticidad de la demanda, la capacidad de respuesta de la producción nacional y la existencia de bienes sustitutos.
Además, los aranceles a menudo conllevan costos significativos. Pueden aumentar los precios para los consumidores y las empresas que utilizan insumos importados, lo que podría reducir la demanda en otros sectores y potencialmente llevar a la pérdida de empleos en industrias que dependen de cadenas de suministro globales. La evidencia empírica sobre el impacto neto de los aranceles en la producción y el empleo es mixta y a menudo depende del sector específico, el tamaño de la economía y las represalias comerciales de otros países.