La refactorización generalmente implica realizar cambios en el diseño de un sistema de manera controlada e iterativa, pero no significa necesariamente que todo el diseño se modifique en cada iteración.
La refactorización es un proceso de mejora del diseño del código o de un sistema sin cambiar su comportamiento externo. Implica realizar cambios pequeños e incrementales en el código o sistema con el objetivo de mejorar su calidad, rendimiento o mantenibilidad. La refactorización puede incluir cambios en el diseño de componentes o módulos individuales, así como cambios en la arquitectura general del sistema.
El alcance de la refactorización puede variar según los objetivos y necesidades específicos del proyecto. En algunos casos, la refactorización puede implicar realizar pequeños cambios en líneas de código o funciones individuales, mientras que en otros casos puede implicar la reorganización de módulos o subsistemas completos. La clave es realizar cambios de manera controlada e iterativa, de modo que el impacto de cada cambio pueda evaluarse y probarse cuidadosamente.
En resumen, la refactorización generalmente implica realizar cambios en el diseño de un sistema de forma iterativa e incremental, pero el alcance y la escala de esos cambios pueden variar según las necesidades y los objetivos específicos del proyecto.
La refactorización es una práctica común en el desarrollo de software y, a menudo, se usa para mejorar la calidad y la capacidad de mantenimiento del código. Puede ayudar a reducir la deuda técnica, que se refiere al costo de mantener y actualizar el código que se desarrolló rápidamente o sin la debida atención al diseño.
La refactorización puede implicar una amplia gama de cambios, desde pequeñas mejoras en líneas de código individuales hasta cambios importantes en la arquitectura general del sistema. Algunos ejemplos comunes de refactorización incluyen el cambio de nombre de variables y funciones para que su propósito sea más claro, la extracción de código repetido en funciones o clases reutilizables y la simplificación del código complejo dividiéndolo en partes más pequeñas y manejables.
La refactorización a menudo se realiza junto con las pruebas, para garantizar que los cambios realizados no introduzcan nuevos errores ni rompan la funcionalidad existente. El objetivo es mejorar el código o el sistema, sin cambiar su comportamiento externo ni introducir nuevos problemas.
La refactorización no necesariamente significa que se modifique todo el diseño iterativamente. En lugar de eso, la refactorización se enfoca en hacer mejoras incrementales a la solución del diseño existente, con el objetivo de mejorar su calidad, eficiencia y mantenibilidad.
Implica la revisión y la reorganización del código, la estructura y la arquitectura de la solución de diseño, sin cambiar su comportamiento externo o su funcionalidad. Por lo tanto, puede involucrar cambios en algunos componentes o partes del diseño, mientras que otras partes pueden permanecer sin cambios.
Se realiza típicamente en pequeñas iteraciones, en lugar de hacer grandes cambios de una sola vez permitiendo que cada cambio pueda evaluarse y probarse cuidadosamente. Esto permite que se realicen mejoras incrementales en la solución de diseño, lo que facilita la identificación y corrección de problemas y hace que el proceso de mantenimiento sea más sencillo y eficiente en el futuro.