La preparación de una formulación a partir del aceite esencial de Cymbopogon citratus (caña santa) depende en gran medida del propósito de uso (control fitopatológico, aplicaciones farmacológicas o cosméticas). Dado que los aceites esenciales son volátiles e inestables en su forma pura, suelen incorporarse en sistemas de liberación que mejoran su estabilidad, solubilidad y bioeficacia. En la literatura científica se describen varios enfoques:
Emulsiones convencionales El aceite esencial puede disolverse en un volumen reducido de etanol (u otro solvente de grado alimentario/farmacéutico) y posteriormente emulsificarse en agua destilada con la ayuda de surfactantes no iónicos como Tween 20 o Tween 80. Esto permite obtener una emulsión estable adecuada para ensayos biológicos.
Nanoemulsiones Para mejorar la estabilidad y el control de liberación, las nanoemulsiones son ampliamente utilizadas. Normalmente, el aceite esencial se mezcla con surfactantes (por ejemplo, Tween 80, Span 20) para conformar la fase oleosa, a la cual se añade de forma gradual la fase acuosa bajo condiciones de homogeneización de alta velocidad o ultrasonido. El tamaño de gota en el rango nanométrico aumenta la solubilidad y la actividad biológica.
Formulaciones sólidas Otra estrategia consiste en la adsorción del aceite esencial sobre portadores inertes (sílica, almidón, talco). Este procedimiento genera un producto seco con menor volatilidad y con aplicaciones en agricultura, como tratamientos de suelo o recubrimiento de semillas.
En todos los casos es indispensable estandarizar la concentración del aceite esencial, evaluar la estabilidad fisicoquímica y realizar bioensayos para comprobar la eficacia frente al organismo objetivo. La elección de surfactantes, portadores y metodología de preparación debe ajustarse al uso final y a las consideraciones regulatorias correspondientes.