E. Burke, desde la perspectiva política, es un pensador del conservadurismo (defensor de la tradición, la jerarquía social y la prudencia política) atemperado con visos de liberalismo acotado (representación política, la libertad individual limitada por la ley y la importancia de la propiedad privada, etc.), que bien puede ser revisado a la luz de los actuales fenómenos de fuerte irrupción de los sectores políticos mas "conservadores" en varios países del orbe.
Estos líderes neo-conservadores (algunos de los cuales quizá no conozcan las ideas de Burke) vienen promulgando (o aplicando) ideas conservadoras en el orden social y religioso junto a tesis "liberales" en lo económico, guiados por líderes propensos al ejercicio autoritario del poder, quienes no vacilan a la hora de imponer restricciones o regresiones a los derechos y libertades fundamentales, en especial, a los sectores más vulnerables o menos favorecidos, llámense migrantes, minorías, nacionales, minorías raciales, minorías sexuales, etc.
Pudiera decirse que Burke, postuló un liberalismo atado al ethos conservador de los pueblos y sus sociedades. Los derechos, no serían absolutos, circunscritos a los límites externos de la tradición, la jerarquía social y los convencionalismos establecidos, mejor establecidos, sin sobresaltos políticos. De allí su postura reticente a las "revoluciones" que contradice, en buena medida, su apoyo a las ideas liberales que las motivaron, verbigracia, la Revolución Francesa.
La metáfora de "Hércules encadenado" puede dibujar la postura de Burke: su propuesta teórica refleja un liberalismo "encadenado" a las amarras del conservatismo social, económico, político y religioso. El liberalismo, a pesar de su fuerza transformadora, está en tensión, pugna o confrontación con las limitaciones impuestas por la tradición, la religión, el linaje y el orden establecido llamado ser conservado. Los derechos de la persona, lo son, en la medida que hacen parte del status quo en la extensión de su configuración tradicional.
Una visión política del autor, puede verse en el texto de Tomás Molían:
BURKE Y LAS CONCEPCIONES CONSERVADORAS DE LA DEMOCRACIA
E Burke advocated a gradual and prudent approach to the reform of institutions, emphasizing the importance of preserving the existing social order and avoiding radical changes, having interpreted rights not as abstract natural, being these (rights) historical and social constructions, rooted in nations and traditions institutions.
Edmund Burke believed that rights are not abstract or natural, as proposed by Enlightenment thinkers like Rousseau, but are rather inherited from tradition and passed down through generations. He criticized the French revolutionaries for relying on abstract theories of liberty and equality, which he viewed as dangerous when not rooted in historical precedent and social customs. Thus, Burke’s theory of rights emphasizes stability, order, and tradition as the foundation of legitimate rights, in opposition to radical reform or revolutionary change, while favouring gradual, experience-based evolution.