A la hora de realizar una intervención, el profesional debe tener en cuenta el equilibrio entre, actuar con objetividad y ser totalmente imparcial para conseguir, así, el mejor resultado. Sin imparcialidad, no sería viable elaborar un diagnóstico, al igual que sin empatía, no podrían llegar a cubrirse ni visibilizar las necesidades que cada persona presenta. ¿Dónde se queda esa empatía y esa imparcialidad sobre decidir y evaluar al usuario?