En la investigación social, recolectar y organizar información puede ser complicado, especialmente cuando se trabaja con poblaciones vulnerables o en contextos donde los datos son limitados o difíciles de acceder.
A menudo, las personas pueden sentir desconfianza al compartir su experiencia, lo que afecta la veracidad de los datos. Además, la gran cantidad de información disponible puede dificultar su clasificación y análisis.