Además de la pregunta formulada, ¿Qué medidas se pueden llevar a cabo para contrarrestar las consecuencias y promover un uso saludable de las tecnologías?
El consumo de estupefacientes en adolescentes es cada vez más común, esto se puede deber a múltiples factores pero me centraré en la pregunta: redes sociales y presión de grupo.
Las redes sociales, así como las series y películas, han romanizado las drogas sin duda alguna, se ven escenas de personas drogadas de fiesta que parece ser el mejor día de sus vidas y como lo tienen de hábito y no les afecta, además de que todo su grupo de amigos lo hace y prácticamente no hay consecuencias. Por otro lado, los jóvenes también suelen subir a Instagram u otra red social un porro de cannabis estando súper orgullosos de cómo lo han hecho y creyéndose mucho más mayor por fumarlo.
Siguiendo con tu pregunta, la presión social siempre influye si la persona que no la consume tiene una actitud más pasiva o si está pasando por un momento duro en su vida. En estos casos, suele haber una persona más extrovertida que no ve el problema en sus acciones e incita a su círculo a seguir sus acciones. No por esto significa que la que la consume esté bien, porque en parte no deja de ser una enfermedad la drogodependencia, pero igual al ser tan jovenes no ven la consecuencia de sus actos o no se dan cuenta de que en realidad están evitando un problema.
Por tanto, se podría decir que las redes sociales y el entorno siempre afecta al consumo de drogas cuando esta persona casi no tiene control sobre su vida, quiere encajar o simplemente no es consciente de todo lo que puede suceder si entra en este mundo.
Las redes sociales pueden fomentar adicciones al normalizar el consumo de sustancias, generar dependencia digital y afectar la autoestima mediante la comparación social. Además, la presión de grupo impulsa a los jóvenes a adoptar conductas de riesgo para encajar, minimizando los peligros del consumo o el uso excesivo de la tecnología.
Medidas para prevenir y promover un uso saludable
Educación digital: Enseñar pensamiento crítico y alfabetización emocional en colegios y familias. Alternativas saludables: Fomentar el deporte, el arte y actividades recreativas sin pantallas. Supervisión parental: Establecer límites de uso y promover momentos de desconexión. Campañas en redes: Promover contenido responsable y concienciación sobre los riesgos. Apoyo psicológico y social: Detectar casos de riesgo e intervenir con orientación profesional.
Conclusión: Redes y presión social pueden ser factores clave en adicciones adolescentes, pero con educación, prevención y acompañamiento, es posible fomentar un uso sano de la tecnología y evitar conductas de riesgo.