Una forma eficaz de medir la exclusión social es mediante indicadores multidimensionales. Por ejemplo, Eurostat y el Índice AROPE miden pobreza, carencia material y baja intensidad de empleo. También es útil complementar con indicadores locales como el acceso a servicios públicos, nivel educativo o participación comunitaria. Es clave adaptar los indicadores al contexto específico del estudio para que sean realmente significativos.